¿Es el Dr. King Schultz la reencarnación de Hans Landa?
- Laura Madroñero Pazos
- 10 nov 2019
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 6 mar 2020
Aquí investigo la senda de aprendizaje que traza el karma entre ambos personajes, así como las características del karma 19.

Puede que haya visto cinco veces tanto Malditos Bastardos como Django Desencadenado, dos películas hermanadas cuya propuesta es un “desahogo” esencialmente violento y psicópata (written and directed by Quentin Tarantino) contra situaciones de extremo racismo institucional. Pero no ha sido hasta hace poco que, viendo Django desenfadadamente con mi familia, dedicándome mucho más al ocio que al negocio, escuché los primeros acordes de Para Elisa de Beethoven. Me resonaron en la cabeza de la misma manera que al Dr. King Schultz, quien acababa de perder ante un déspota de manual llamado Monsieur Candie. Mientras escucha la música del arpa, Schultz se remueve en su silla recordando imágenes de barbarie contra un esclavo, desmembrado por perros. Tal es su desazón que se ve obligado a interrumpir a la intérprete. Yo recordé la primera escena de Malditos Bastardos. Son esos los acordes que anuncian la llegada del escuadrón nazi, que vaticinan la tragedia y presentan, en definitiva, a Hans Landa.
Tanto Schultz como Landa son interpretados por el mismo actor, Christoph Waltz, quien salió del asunto doblemente oscarizado.
¿Es posible que Tarantino quisiera mostrarnos la regresión de uno de sus personajes a una vida pasada, comprendida en el mismo universo cinematográfico? ¿Cómo puede reencarnarse alguien en una etapa de la historia anterior a la que ha vivido? La verdad es que no conozco las complejidades del funcionamiento del universo, pero sería un recurso alegórico suficiente para entender que el peso de tus acciones puede hacerte retroceder. Literalmente en este caso. El karma no es un villano, nadie lo es, en realidad. Las encarnaciones son etapas de un proceso evolutivo. El sufrimiento no es malo porque trae consigo aprendizaje, observándolo con ojo de halcón. Así que, desde la perspectiva de los dioses, no hay nada que no se pueda llegar a perdonar, mientras conquistemos el respeto con el debido trabajo personal. El guionista es un Dios de su película, por lo que debe colocar y accionar a sus personajes sin juzgarlos.

El Karma 19
(Según Alicia Vénere en su libro Numerología: karma y predicción)
"Significado: LOGRAR SER TOLERANTE, EL RECOLECTOR
En otra vida esta persona tuvo una oportunidad de mando, dirección o poder de lo cual abusó o desaprovechó, pero que esencialmente no la utilizó en forma correcta o ha sido intolerante y egoísta. Ahora deberá vivir la prueba del ejercicio de la tolerancia y tratar de no ser dominante, lo cual mostrará como una tendencia natural.
Puede interpretarse como:
- En esta vida tendrá que hacerse cargo de sus errores pasados y repararlos, deberá aprender a no dominar para luego no ser dominado.
- En esta vida deberá indagar sobre el sentido de la existencia en general, y el de la suya en particular; tendrá que desentrañar sus inclinaciones más ocultas y el deseo más profundo de su corazón.
- Si no aprende a pagar su deuda kármica, si no comprende que siempre se cosecha lo que se siembra, si no modifica su naturaleza autoritaria y despótica, nunca se liberará y, en esta vida, puede encontrarse que ha perdido todo al final de su camino.
Este karma lo encontramos en personas muy egoístas, intolerantes, mandonas y también en personas con mucha carga sobre sus hombros."
Puedes averiguar si tienes karma 19 en tu fecha de nacimiento reduciendo cada número de tu fecha de nacimiento a un solo dígito. No es el único lugar en el que puede aparecer, y que el tenerlo no te cause estés alguno. No hay motivo. Ejemplo:
8 / 11 / 1998
8 + (1+1) + (1+9+9+8)
8 + 2 + 27
8 + 2 + (2+7)
8 + 2 + 9 = 19
Hans Landa y King Schultz orbitan alrededor del 19. Landa pudo tenerlo y decidir no repararlo, al menos en los años que comprende la película, pues lo que ocurre desde que le graban la esvástica en la frente hasta que reaparece en el carromato de dentista, no podemos más que suponerlo. Lo que está claro es que Schultz ha avanzado respecto su anterior encarnación, y el más evidente de los signos es su humildad y tolerancia racial. Arrastra el abuso de poder de Landa, lo que debe enseñarle a colocarse en un universo en el que nadie será ni más ni menos que él. Analicemos los paralelismos:
En primer lugar, son alemanes. En segundo lugar, ambos personajes se ganan la vida exactamente de la misma manera: cazan personas. Landa es conocido en la Francia ocupada como el cazajudíos, mientras que Schultz se presenta como cazarecompensas. Ambos deshumanizan lo que matan, y lo que es más, ambos obedecen la ley y tienen su propio sentido de la justicia, aunque no de la JUSTICIA en mayúsculas. El matiz de Schultz es que persigue su propia imagen de malvado. Carga, conscientemente o no, con el peso de lo que ha hecho, admite que en su mundo hay que ensuciarse, mientras que Landa se lo pasa como un niño encerrado de noche en una juguetería.
Los dos hacen su aparición en la primera escena de sus respectivas películas. Aparecen por el horizonte en vehículos, irrumpiendo de imprevisto en una situación contraria a ellos, que además constituye una prueba kármica. Hans Landa acaba su escena aniquilando a una familia inocente, dejando escapar a Shosanna; King Schultz mata a dos hermanos definitivamente culpables y libera varios esclavos, entre ellos Django. Ambos movidos por su propio sentido de la justicia, dicotómicos en el bien y el mal, no pueden superar la prueba del 19 asesinando, aunque desde luego la actuación del cazarrecompensas supone un paso adelante.
Landa justifica el racismo, Schultz lo aborrece.
El contexto del cazajudíos le ha permitido dar rienda suelta a su psicopatía, disfruta comiendo strudel con nata mientras tortura psicológicamente a una persona. Su lógica evolución es Schultz rechazando tarta nevada en casa de Calvin Candie, alegando además que no le gustan los dulces. Los años vividos con la marca de los Malditos Bastardos pueden haber concluido en suicidio u ostracismo, pero definitivamente entrañaron aprendizaje. A lo mejor hubo lugar para otra encarnación entre Landa y Schultz, quien desde luego perdió el gusto por lo dulce.
Analicemos, brevemente y desde mi limitada experiencia, los números que esconden las letras de sus nombres:
Los valores son 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 11, 22. Un total de 11 valores entre los que hay que dividir el número de letras del nombre para obtener la cantidad justa, la proporción equilibrada de cada valor que hemos de tener.
Ej: HANS LANDA (9 letras)
9/11= 0,81 = 1 aprox

Es remarcable en Hans Landa un exceso de valor 1 (A (1) / J (10 = 1+0)/ S (19 = 1+9= 10= 1+0= 1). Demasiadas aes y eses para lo corto que es su nombre, lo que denota que arrastra, ya desde otras vidas, una tendencia fuerte hacia el individualismo, el egoísmo, el mando o incluso el abuso de poder. Es un lobo solitario, realidad que se refuerza al encontrarnos los valores 2 (B/T) y 6 (F/O/X) vacíos. Eso significa que no ha aprendido aún a trabajar en equipo, no conoce el amor, la convivencia, la colaboración, la familia, la solidaridad, el sentido de comunidad o la compasión. Puede que ahora lo entendamos un poco mejor. También está vacío su valor 9 (I/R), relacionado con las ideas y el altruismo, lo que nos indica que puede que nunca haya llevado a cabo grandes actos por los demás. Landa podría haber construido sobre esa base, pero probablemente tan solo alargó lo que ya tenía y dominaba.

El Dr. King Schultz presenta cambios “hacia delante” respecto a Landa.
Tiene el valor 1 correcto, ha conseguido equilibrarlo en algún momento, lo que le permite hacer un buen uso del mando. El valor 2 hace su aparición, aprecia la pareja y el equipo. Puede trabajar con Django y probablemente estuviese casado con Paula Schultz (nombre en la tumba donde entierran a Beatrix Kiddo en Kill Bill vol.2), por lo que ha empezado a entender la dualidad. Tiene un exceso del valor 3 (C/L/U) que ya aparecía en Landa, relativo a personalidades increíblemente creativas y artísticas, que pueden mostrar extrema facilidad para el lenguaje. El valor 6 continúa vacío, la familia y la comunidad son materias que no ha logrado experimentar por el momento. Eso podría explicar, a parte de su solitario trabajo, su falta de empatía en el pasaje en el que obliga a Django a matar a un padre delante su hijo. El valor 8 se presenta en exceso (H/Q/Z), Schultz viene acostumbrado al poder y a los bienes materiales, con un gusto excesivo por el dinero que de nuevo explica su profesión. Pensarse poderoso le acerca a ejercer la pena de muerte, aunque clemente con los inocentes, es intransigente con los criminales. Canaliza su violencia hacia los malvados, pero hacia el final de la película va entendiendo lo absurdo del asesinato. De hecho intenta no matar a Candie, pero ante la provocación del déspota sucumbe a su 8. “No me he podido resistir”. Su valor 9 se encuentra en exceso en contraposición a Landa. Habla sobre un regalo enorme hacia los demás. Por egoísmo, el cazajudíos permite una masacre con la que finaliza una guerra. “Sirve al mundo” acabando con la mitad de los verdaderos culpables, pero es la intención lo que cuenta. Cabe esperar que en su exilio creciese mucho como persona, porque su nueva encarnación King Schultz conoce el altruismo y lo practica. Lo más interesante del doctor es que presenta valor 11 (K), que es poco corriente. En otra vida ha desarrollado capacidades paranormales o de liderazgo, por lo cual es perceptivo, sagaz y clarividente. Es un adelantado a su época (literalmente, porque ha retrocedido) que entiende la energía. Predice eventos como el ataque del KuKluxKlan e incluso logra una regresión a su vida pasada, lo que es precisamente el germen de este estudio.

No sabemos a dónde fue a parar el bueno del doctor tras morir en el Condado de Chickasaw. Sólo podemos desearle lo mejor, y honrar la consciencia que nunca muere y siempre aprende. Respecto a Tarantino, desde luego tiene lo suyo. Sus héroes glorifican la violencia, y está bien, pero no podemos quedarnos estancados en esa vibración. Ni Django, ni Shosanna Dreyfus, ni los Malditos Bastardos son justificables tan solo por estar en el lado “correcto” o ganador de la historia. En mi opinión, tanto Tarantino como sus personajes se regodean en la matanza de sus enemigos, e intentan justificar su gusto por la violencia a través de su concepto personal de la justicia.
Comments