Fénix Oscura y el arquetipo escorpio
- Laura Madroñero Pazos
- 24 nov 2019
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 6 mar 2020
Aquí analizo como lo arquetípico de Escorpio se ha destilado desde el inconsciente colectivo para dar vida al famoso personaje de X-Men.

Según lo percibo yo, todos los seres humanos somos mutantes. Algunos somos sanadores, otros médium e incluso psíquicos. Independientemente de las aptitudes que manifestemos, somos irremediablemente parte del todo, y hemos naturalmente de formar parte de sus ciclos. Comprendemos el mundo a través de polaridades, que no son más que dos caras de la misma energía, unidas por una escala de grises. Pero la sensibilidad personal con la que experimentamos la vida está íntimamente relacionada con nuestra carta natal, o simplificado, signo del zodiaco.
Observando a la gente, nos damos cuenta de que no es lo mismo ser Piscis que Capricornio. Normalmente la cosa se suele quedar ahí, en el signo solar, cuando todos los planetas estaban posicionados sobre un signo en el momento de nuestro nacimiento. Y es fascinante encontrar los matices envueltos en nuestra carta natal. Os animo a descubrirlos y a investigar cómo las distintas interpretaciones pueden ser útiles en vuestro camino a la trascendencia, ya que es preferible utilizar el horóscopo para crecer en virtudes que para justificar defectos. Haceros con un buen libro de consulta, la carta os la hace astro-charts.com gratis. O consultad a un profesional.
En mi opinión, Escorpio es un signo especial. A parte de por su increíble pulsión mística, porque he tenido la suerte de relacionarme con un amplio abanico de escorpianos. Y porque mi propio ascendente es Escorpio. Simbolizado por el escorpión, el águila real y el ave fénix, su profundidad lo convierte en uno de los signos más atractivos de estudiar.
Lo primero que hay que entender sobre Escorpio es que está marcado por la muerte. Es el anochecer. Su estación se da en otoño, cuando la naturaleza se consume a sí misma, y está partida a la mitad por Samhain o año nuevo celta, una de las festividades paganas más importantes, que celebra el final del verano y las cosechas. En los movimientos neopaganos con deidad masculina y femenina, rinde culto a la muerte del dios. De Samhain derivan Halloween y el Día de todos los Santos, festividades alrededor de la muerte y la apertura del umbral entre los mundos. Escorpio es oscuro, sí, pero también es luminoso. Se mueve con gracia entre estos polos porque es un signo muy conectado a la consciencia.
Se identifica fácilmente con el Arcano 13 del Tarot, La Muerte

No representa sino un cambio más o menos drástico, una muerte simbólica o espiritual. La muerte camina sobre ricos y pobres, es la fuerza del cambio que no discrimina. Cuando en una tirada aparece esta carta, un Escorpio sano no sólo no se asusta sino que, en el fondo, la desea. Desea constante transformación, porque su esencia es “morir” una y otra vez para resurgir de sus cenizas cada vez más fuerte, saltando entre la posesión y el desarraigo con toda la intensidad de los ciclos naturales. Se dice popularmente que el escorpión tiene la voluntad de autodestruirse si se ve amenazado, también que las águilas reales se arrancan el pico, las garras y el plumaje para regenerarlos y vivir más años. Todo lo que alguna vez ha existido tiene que morir, y su misión como signo es transmitir este mensaje. El signo suele albergar por ello buenos médium.
Transformación a través de la destrucción, la naturaleza escorpio.


Escorpio es uno de los signos más fuertes y conscientes de la capacidad destructiva y arrolladora que tiene dentro de sí – Roberto Saula, Astrocultura
Gracias a su espiritualidad e intuición casi infalible, Escorpio entiende muy por dentro que el tiempo no es lineal, que la energía no se extingue sino que se convierte en otras cosas. Que el ego no tiene sentido. Y aunque se mueve en dicotomía, entiende la unidad. A nivel humano, los escorpianos manifiestan esta pulsión de muerte a través de lo macabro y los bajos instintos. Su voluntad destructiva puede manifestarse como crueldad. Es el signo que se atreve a adentrarse en la oscuridad, experimentando en carnes lo oculto y subconsciente. Es por ello que su profesión o afición predilecta tiene que ver con la psique. Porque lo que han conocido en el infierno muchas veces les da acceso directo a la verdad, y la verdad duele, pero también cura. Por eso todo lo que sea falso, superficial o poco auténtico, carece de sentido para Escorpio.
Ningún árbol, suele decirse, crece hasta el cielo sin que sus raíces alcancen el infierno. – Carl Jung
El sexo es un rasgo que también los define. A lo mejor porque ha estado prohibido toda la historia. Entremezclado con la muerte da lugar a tendencias sadomasoquistas: el placer en el dolor, el dolor en el placer. Pero más allá de su conducta sexual, Escorpio busca una conexión espiritual a través del acto. A un individuo sano le resulta fácil suprimir los complejos físicos o mentales para permitir que la energía sexual fluya en su máximo potencial. Así nos damos cuenta de que, en sentido espiritual, son muy femeninos (signo de agua), y en el material, son generalmente masculinos (corregidos por Marte y Plutón).
Perceptivos, misteriosos, intensos, magnéticos y pasionales, los escorpianos llevan grabado en su codificación genética un marcado arquetipo de transmutación. El mejor ejemplo de personificación de dicho arquetipo que se me ocurre es Jean Grey/Fénix/Fénix Oscura, de los X-Men. No existe en el universo fílmico obra que le haga justicia a los cómics de la Saga de Fénix Oscura, pero de todas maneras procedo a analizar el personaje basándome en X-Men: La decisión final (Brett Ratner, 2006)

Cómo en todas las películas de la franquicia, X-Men 3 construye la trama en el enfrentamiento entre la fuerza de conservación, a veces ilógica, de Charles Xavier (¿Cáncer?) y la fuerza del progreso, a través del totalitarismo, de Magneto (¿Sagitario?). Ambos intentan mantener a Jean Grey de su lado, ya sea para “protegerla” o utilizarla, temerosos de su increíble poder. Pero esta rencilla humana está destinada a quedársele muy corta a Fénix, ya que ha resucitado como una fuerza de la naturaleza, hija de las estrellas, de la luz y la oscuridad. En la película anterior fue sepultada por una enorme masa de agua, al derribarse una presa que después creó un pantano. El agua es el elemento de Escorpio, relativa a las emociones, de lo que se puede deducir que Fénix realmente está resurgiendo de una fuerte crisis existencial. Además, el estanque es la imagen de Escorpio como signo fijo de agua. Su nuevo ser deja una estela de destrucción que es la esencia escorpio desarraigada de todo lo material. La dualidad entre su lado humano y su lado divino mantiene la tensión dramática sobre su personaje, además de representar las dos fuerzas opuestas vida/muerte, conservación/cambio, construcción/destrucción que articulan y dan sentido a la existencia. Como Jean Grey es comedida, consciente, monógama, vulnerable, equilibrada por un equipo, enjaulada por su mentor y definida por el miedo a sus poderes. Sin embargo, como Fénix es completamente libre, descontrolada, inconsciente, destructora, sexual y poderosa. Su poder en ambos casos es psíquico, entre otras muchas cosas “lee la mente” como la intuición le permite a Escorpio. Y su tarea cósmica puede ser simplemente destruir, como la de otro a su escala, puede ser crear. Deidades destructoras hay en todas las culturas, encargadas de transmutar la materia, de reducir a cenizas algo para que pueda ser construido de nuevo. A pesar de su aparente crueldad, forman parte del equilibrio. Pero la naturaleza material y humana no suele entender bien ese tipo de cambio, y menos aún el equipo de Charles Xavier, los cuales se pasan la película aclarando que Jean "ya no es la que conocían", y aun así se esfuerzan por traerla de vuelta. La contraposición a Fénix es Lobezno, un mutante que no puede morir dado su increíble potencial de regeneración física. Digamos que es Tauro, que además de cuadrar bastante, es el opuesto complementario a Escorpio. Conservador, resistente, testarudo y material, existe un pequeño Tauro en todo Escorpio que puede llevarle a acumular y a ser posesivo. Este dúo dinámico que encabeza la película representa la lucha interna que muchas veces sucede dentro de Escorpio. Además, tienen una casi escena de sexo donde se ve reflejado el sadismo de ella y el masoquismo de él. Ella destruye su cuerpo y él lo regenera. El clímax de la película está también teñido con estos roles, pero en un ataque de consciencia, ella le pide la muerte. En ese momento queda patente que Jean Grey es tan escorpio como Fénix y necesita que la muerte la transforme en otra cosa mejor.

El equilibrio es una virtud, pero el camino que trazamos hacia él es igualmente virtuoso y necesario. No se puede conocer el equilibrio sin la experiencia del desequilibrio, cada etapa vital refuerza en lo que nos convertiremos. Como todos los signos, Escorpio ha de conocer la naturaleza de sus pulsiones y entender su sentido. Además, tengamos posiciones en este signo o no, todas las personas llevamos un pequeño Escorpio dentro que se encarga de guiarnos a través de los procesos de duelo y nos promete regeneración. Porque todos estamos conectados con el inconsciente colectivo. Hemos por tanto de agradecer el singular papel que este signo fénix tiene en nuestras vidas.
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